No todos los animales son iguales
El calor, las miradas, la tristeza al perderlos y el esfuerzo y la lucha que hemos puesto siempre en solventar los problemas, nos hace mejores, más caritativos, y nos ayuda a entender, compartir y luchar contra el dolor y el sufrimiento. El dolor físico de nuestras mascotas, y el dolor referido de sus propietarios, y en ocasiones la sensación y angustia que produce la separación y la pérdida del animal. En muchas ocasiones me refiero al espacio que ocupa un animal en nuestras vidas, no se trata de tamaño, se trata de presencia, de latido de percepción, de compañía y de sensación, de ocupación de un espacio que se transforma en espiritualidad. El Budismo y el hinduismo, sostienen la presencia del "ánima" de los animales, cree en la reencarnación de las criaturas vivientes y no necesariamente en la misma especie. Hablando con el párroco de mi localidad en paz descanse, cada vez que visitaba a su viejo “Amigo amigo”, hablábamos de la vida después de la muerte, el desde la fe y el credo, Y él siempre me decía; Si Dios hizo todas las criaturas por amor, seguramente les reservo un rincón donde correr pastar y acompañarnos. Para acabar esta pequeña reflexión, leeros este escrito de la Madre Teresa de Calcuta en referencia a los perros. Amor a los animales Hay que tener en cuenta que en los países del oriente asiático, en general, en las zonas rurales, y en las grandes ciudades en los barrios, los perros viven a merced de la caridad de la gente, no son propiedad de nadie andan por las calles, y reciben la comida y la ayuda de todos, viven o mueren a merced de los habitantes de este lugar. En Birmania, país muy pobre, pudimos observar con que respeto tratan desde sus creencia budistas a los animales, y como los alimentan con lo poco que tienen.
Yang, nuestro guía, un Budista practicante y convencido, acariciando un cachorro en una de las visitas.
Cada animal tiene una función labrar los campos de arroz, transportar leña, pasear turistas y pastar y alimentarse, para trabajar de adultos y alimentarlos.
En un monasterio Budista, después del reparto de la comida, los pobres y huérfanos comparten su comida con un cachorro y con los demás perros, a los que les han puesto comida en un cuenco.
Después de una larga jornada subiendo y bajando turistas al templo, un buen baño, que de forma natural tomaría en un río.
Las condiciones zoosanitarias no existen, si la medicina no llega a las personas, seria inaudito pensar en que si llega a los animales, pero sí que reciben la mejor atención que necesita un ser vivo calor cariño y comida.
El sol sale y se pone para todos los seres vivos nosotros los que más contaminamos, deberíamos procurar más por los que sin contaminar, sin derrochar energías ni recursos, sufren más que nadie todos los desmanes. Alexandre Tarragó
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